jesus alberto porras

El ser mismo muere

 

Tocaba el cielo
escuchando tu voz
al trinar del gorrión

El aroma de ti en la habitación

un eco de calladas voces

Tantas veces de entregas

Otras tantas de luchas

De un sueño sin lograr

Heladas que destruyen

Muere el botón

Naciendo la flor

Esas espinas afiladas

Las garras desgarran con
gemir de dolor

La aurora en el horizonte

Marchito el corazón
de torpes caminares

Enmudeció la vos

Arrugas mostrando los años

Solitario deambulando
perdió la paz y la razón