Miguel Ángel Miguélez

La caracola

 

 

 

 

 

 

 

 

Tenía la caracola

una lágrima en el alma

por verse lejos del mar.

¡Y no podía enjugarla!

 

La encontró en la arena un niño

con ese dolor de nácar.

Cerquita ya de la orilla,

con los pies besando el agua,

 

en las manos al océano

entregó su concha blanca.

Y, entre las olas, oía

como en un sueño su: ¡Gracias!