Nutrir la piel.
Tocar es un verbo con desvelo,
palpar es una quebrada ansiedad
qué terca permanece en mi mente,
tu anatomía
un regalo sin origen,
suave sueño que avanza en la poesía
de este lapso verdugo de mi ardor.
Y ahora,
el verso espera
seguir tu inercia,
madurar en esta cárcel de paciencia
y nutrir tu piel.
Correr el riesgo vale la pena,
por eso arriesgo en el verso
que se me va de las manos
y se empapa de lluvia
sin quedarse un rato,
nunca fue fácil
creer en la lluvia
que moja tu tarde
y empapa la caricia
que nunca podre darte.
¿A dónde vas con tu aroma a petricor?
con tus instantes empapados,
con tus momentos lanzados
al destino que está por venir,
es de valientes reír
cuando el corazón
se empeña en sufrir
y colgarse de la historia
sin saber su fin.
Los ojos siguen su marcha
cuando quieren
en el sueño viajar,
advierten su música
sin atreverse a naufragar,
en este mar de locas corcheas
que siempre suenan sin parar,
los oyes, los oyes
como a la lluvia...
ya nada los puede parar.
Imagen: ©Mandy Tsung