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LA TORTUGA MANUELITA...


LA TORTUGA MANUELITA...

Aparte de la canción,
La tortuga Manuelita,
Cansada de Pehuajó
Se fue en busca de una cita...

Dijo alguien que la oyó
Aunque no supo bien quién,
La misma se enamoró
Y por ello tomó un tren!

Sentadita en un vagón
Y totalmente coqueta,
De todos se despidió
Con sonrisas y piruetas!

Se colocó un gran sombrero
Con una flor muy azul,
Hermosa y haciendo juego
Con su pollera de tull!

Una preciosa cartera
Y dos bonitos pendientes,
Que le regaló su abuela
Junto a un cepillo de dientes!

La formación se hechó a andar.
Locomotora a vapor.
Negrita de par en par.
Reluciente como el sol!

Chucu, Chucu, se sentía,
Por momentos, chan, chan, chan.
Deslizándose en las vías
Con rumbo a la capital!

Después de muy muchas horas
A Buenos Aires llegó,
Bajó con ella sus cosas
Y ahí nomás se dirigió...

Al aeropuerto de Ezeiza
Para tomar un avión.
Manuelita... Una Princesa,
Con su tapado marrón!

Más de diez horas de vuelo
Hasta llegar a París,
Pero su bello consuelo
Era que al llegar allí...

La esperaría un tortugo,
Alto, esbelto y muy pintón.
Bonito como ninguno
Según foto que envió!

La nave ya entrando en pista
Comenzó a carretear
Y la pobre Manuelita, 
Se hacía cruces sin parar! 

De pronto el ruido cesó 
Y no se sintió más nada, 
Temerosa se asomó 
Y vió que el piso no estaba! 

Sólo cosas chiquitita, 
Como si fuesen hormigas
Y de repente, enseguida 
Apareció una cortina... 

De colores gris y blanco
Tapando las ventanillas, 
Ella con cara de espanto 
Porque en verdad no sabía... 

Lo que allí estaba pasando
Hasta que escuchó una voz 
Que la fue tranquilizando, 
Y pensando que era Dios... 

Le rezó tres Padre Nuestro
Y unos seis Ave María,
Mas no era Dios, era Ernesto, 
El capitán, que decía... 

Abróchese el cinturón 
Porque hay fuertes pozos de aire, 
Que harán mover al avión 
De manera insospechable! 

Y así fue tal cual le dijo, 
Parecía un cascabel, 
Se caía, daba brincos 
Y a su lugar otra vez! 

Cuando todo se calmó 
Se le acercó una azafata, 
Con bebidas a montón, 
Preguntando, qué tomaba? 

Pidió un jugo de naranjas
Que por suerte estaba rico. 
La cortina gris y blanca
Ya no se hallaba en su sitio! 

Entonces una vez más 
Ya tranquila o entregada, 
Manuelita fue a mirar 
Qué había tras la ventana. 

Con gran asombro observó 
Campos verdes y montañas. 
Lagunas, ríos y el sol
Que desde arriba alumbraba! 

Estaba maravillada
Con todo lo que veía. 
Por primera vez, volaba, 
Cosa que aún no creía! 

Las horas fueron pasando
Y llegó la noche oscura, 
Miles de estrellas cual manto 
Dejando ver su hermosura! 

Despuntando la mañana
El parlante se encendió, 
Con una voz que declama
Y que pide por favor... 

Se abrochen los cinturones 
Que están por aterrizar, 
Con gran lluvia y chaparrones 
Pero de forma normal! 

Nuevamente estaba el piso
Pero en suelo Parisino. 
Está pa\' comer un guiso, 
Dijo fuerte un correntino! 

Al bajar todo el pasaje
Manuelita se fijaba, 
Si habría ido a esperarle
Ese tortugo al que hablaba! 

La gente iba y venía 
Pero sólo eran personas
Y allá a lo lejos veía 
Que se asomaba una sombra. 

Despacito, muy lentamente 
Se dirigió a ese lugar, 
Y al encontrarse de frente 
Era él, pero no igual! 

Éste, un tortugo pirata
Con cien años o algo más, 
Todo rengo de una pata
Y arrugado como el mar! 

Lo que tenía de bueno... 
Era un gran simpaticón! 
Siempre se estaba riendo, 
Siendo un punto a su favor! 

Caminaron a la par
Por un largo, largo rato. 
Él no dejaba de hablar... 
Ella al borde de un infarto! 

Se sentaron en la plaza
Y Manuela no aguantó. 
Ya de frente, cara a cara
Ahí nomás le preguntó... 

Por qué me mentiste tanto? 
Por qué si te iba a ver? 
Por qué me hablabas de campos
Donde jugar y correr?... 

Si sólo lo que quería 
Era decir la verdad, 
Eso es lo que pedía... 
Sólo eso y nada más! 

Él se encontraba en silencio. 
No sabía qué decir... 
Pero en el aire, un te quiero, 
Manuelita supo oír! 

Al poco tiempo, más calmo, 
Eriberto supo hablar, 
Y le dijo... Yo te amo! 
Pese a todo y a mi edad! 

La verdad, que no creía 
Que tú fueras a venir. 
Debido a ello seguía 
Con la mentira hasta el fin. 

Luego de una intensa charla 
Y con gran desilusión, 
Sin casi omitir palabras
Manuelita se marchó! 

Fue conociendo Paris
Casi, casi por completo. 
Pasó mucho tiempo allí, 
Cerca de un año yo creo... 

Y un día emprendió la vuelta. 
Ya en Pehuajó de regreso... 
De su casa abrió la puerta 
Y se dedicó a los sueños. 

También a las fantasías 
Pero ya nada real, 
Pues sentía que moría 
De tristeza y soledad! 

Así fue que una mañana
Nunca más se despertó, 
Y allí tendida en su cama... 
Manuelita se murió! 

Luis A. Prieto 
7/05/2023
5:49 hs. 
Bs. As. 
Arg. 
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