Así un buen día,
en el lecho mi sangre cálida,
abierta la ventana,
y soplando la brisa ligera...
Bendita siesta,
en calma sin oír palabra,
tan española ella,
en mi casona encantada...
Cerrada la puerta,
con mi vida despreocupada,
como si nada,
por la calle el sol paseaba...
En la tarde lenta,
cada ronquido es una barca
con olas en la arena,
bullendo mi resuello con gracia...