Tus manos rozándome, como pájaros de ensueño.
Arrimados como briznas del campo, danzando suaves al viento.
La noche cerrada era de azul marino.
Las olas nos surcaban dibujando caminos entre cortezas.
Curvas, trazos, giros y vueltas.
Tus manos rozándome, tus dedos punteando
al compás de tus ojos azulados y celestes.