A veces la vida nos lleva por caminos inesperados y nos hace encontrarnos con personas que nos dejan huella en el corazón. Personas que llegan a nuestras vidas para cambiarlas y que nos enseñan a ser mejores. Y aunque deseamos que esas personas se queden para siempre, no siempre es así.
Me despido de ti, no porque quiera hacerlo, sino porque es lo mejor para ambos. Sé que intenté mantener nuestra amistad, pero no fuiste tan cercano como esperaba. No me diste la importancia que yo te di, y eso duele.
Pero no te culpo, porque entiendo que cada persona tiene su camino y sus prioridades. Aunque me hubiera gustado que tú fueras parte de mi camino, ahora debo seguir adelante sin ti.
No olvidaré los buenos momentos que pasamos juntos, las risas, las charlas, los abrazos sinceros. Esos momentos que me hicieron sentir tan cerca de ti, que me hicieron pensar que nuestra amistad duraría para siempre.
Pero ahora es tiempo de seguir adelante, de tomar nuevos caminos, de conocer nuevas personas que llenen mi vida de alegría y de nuevas experiencias. Y aunque te extrañaré, sé que debo hacerlo.
Me despido de ti, no con rencor ni resentimiento, sino con gratitud por lo que compartimos. Te deseo todo lo mejor en tu camino, y espero que encuentres la felicidad que mereces. Yo seguiré adelante, recordando siempre lo que significaste para mí en algún momento de mi vida