Lucy Quaglia
Pensaba
Pensaba en tu voz,
tu cuerpo de hierro,
lo poco que queda
de aquellos recuerdos
que tanto añoré
allá en los caminos
cuando que todo era lindo
y nunca hacía frío.
Pensaba en tus ojos,
tu pelo, tus manos,
tus caricias sin miedo,
tus deseos humanos,
tu calor de hombre bueno
dentro de ese hombre malo
del atrevimiento
que quiere gozarlo.
Pensaba en las cosas
que a veces te digo,
las que suelo olvidar
sin no estás conmigo.
Pensaba en mi vida
cuando te encontré
y de pronto supe
que había llegado
a esa playa hermosa
que doña Alfonsina
sola recorría
dentro de Argentina,
con peces azules,
plateados, divinos
y sapos de oro
en las serpentinas
que a veces se mueven
entre las colinas
de aromos con nidos
de pájaros rojos
volando sin miedo
hacia el horizonte
de la despedida.