La luz vacilante de la lumbre
en la esquina danza con el viento
en los ojos de una gata gris
usando de manto la penumbra,
tu suave hombro es aquella cumbre
que desborda en mi pensamiento,
nácar lunado de pardo matiz,
la noche su intención desnuda,
y vienes a mi como las olas
abrazándote fuerte a mi costa,
ir y venir, si, como de olas,
hasta el romper sobre la roca.