Buscando a Dulcinea
topéme con Aldonza:
como Quijote asumo
aquello que construyo
y con Aldonza vivo
desde aquel día antiguo…
Rescato en mis recuerdos
las flores del camino,
los besos del pasado,
cuando Aldonza reía
y me miraba alegre
cuando yo la besaba…
Poco a poco en el tiempo
la rutina avanzaba
y el paso de los años
ya pasó su factura:
escasos balanceos
y silencios incómodos,
cuando no griterío
de discusiones vanas…
Y a pesar de los males,
y del lejano mundo
que habita Dulcinea,
me retrato a diario
con mi Aldonza en silencio:
considero que avanzo
hacia el sol de poniente
cumpliendo mi destino
de Quijote confuso.
Vivir en las quimeras
es solo una esperanza
que nunca se consigue
y acaba en la nostalgia…
La realidad sincera
se impone en nuestro mundo,
y establece que venzan
los pies sobre la tierra…