No me traigas un disgusto
ni en tu rostro lo dibujes
con mirada tan serena,
¿qué será lo que confundes,
sin temor a equivocarte?,
a mi suerte me conduces
entre pausas y suspiros.
Miedos y temores fluyen
en segundos... que son años;
no hables, no calles, no busques,
pero dime lo que piensas
aunque dentro de ti dudes.
Arrancarte lo quisiera
palabras que no me asusten
ni martillen la razón
con verdades que acentúen
aquello que te contaron
las malas lenguas sin luces.
No es culpable tu inocencia
si es regada con embustes
que aguardan para el momento
del disgusto que me causes.