Es tiempo de trepar hacia tu pelo.
De seguir soplando en las fresas heridas.
De chocar a puertas abiertas, sin que los cordones estén atados.
Y en sueños encontrarte indeleble.
Es tiempo de mecerme en tierras vacías,
En lugares apropiados, invocando la miel en mis grietas.
No puedo ignorar que pierdo el aliento, que quiero ahogarme en miel, que me sanes las aberturas estiradas.
Es tiempo de ir a las afueras de la tierra donde estrechan la luz las estrellas.
De advertir que las aguas se dividen, los cielos se parten y evocan en nosotros a nos seguir su ejemplo.
Es tiempo de estar cerca, de pedirte a gritos.
De reparar bases rotas.
Que perdures y hagas vasto tu silencio en correspondencia.
De cualquier manera, al baile de los latidos.
Al conteo de las horas, no sumerjas tus ojos, no me los reprimas.
De cualquier manera, en el destello de la luz, acorta el tiempo y no dejes que sintamos miedo, atendiendo nuestras estaciones.
Es tiempo de hacerlo antes que el cigarrillo cese.
Humberto Velásquez
03-10-2010