Junto al canto de un río,
el árbol bueno me ofrece su cobijo,
y cuando estoy a su lado,
me proyecta un júbilo desmedido...
Teniendo cuidado,
de no herir su cuerpo leñoso,
y lleno de aprecio,
le procuro respeto a su entorno...
En mi huerto enraizado,
y tras los años su agigantamiento,
reinando majestuoso,
en este atardecer del verano...
Mi abuelo le plantó,
y tan rumboso fue su crecimiento,
que bajo su manto,
su nieto con él ha desarrollado...