Creí desmoronada
la piedra en mi camino
mas hoy de nuevo vino
a estorbar mi pisada.
Entre el lápiz y la hoja
musito una oración:
Es una confesión
que a mi alma se le antoja,
admitiendo el error
de caer nuevamente
como necio indolente
ignorando tu amor.
Sin ganas de escribir
pero aprieta la falta.
Mi pecho dijo ¡Salta!
y volví a sucumbir.
Está fría mi fe
y el café sabe amargo,
hoy me hundo en un letargo
y mi alma luz no ve.
Alzo mi canto ansioso
buscando tu consuelo
porque no veo el cielo
y todo me es borroso.
Inclina a mí tu oído.
Escucha mi clamor
y alíviame el dolor
que en mi pecho hizo nido.
W.M