Ocho días hace que te conocí
para mi es un acontecimiento,
no es nada baladí,
mas bien, algo perfecto.
Me siento en mi memoria
y contemplo tu recuerdo
Quiero ser tu gloria,
y ese dulce beso,
que cada ocho días
te doy en mi silencio.
Cada ocho días por ti,
quisiera ser otro
para descubrirme, tenue, en tus ojos.
Núbil cadencia consternada,
sociedad mojigata y doble,
tal vez nos miran como si nada
mientras sus voces dicen nuestros nombres.
Estamos al borde del abismo,
estoy yo solo en la punta,
resbalo y me tomas al unísono
del viento caliente que me embadurna
del olor de tu vientre, de tus labios, sonrientes,
que beso impaciente,
cada ocho días, con el poniente.