Entregué mi corazón hace mucho tiempo, cada aliento, suspiro y ambición. En aquel tiempo, contemplé la hermosura de las flores, del viento y el sol mientras me aseguraba cada día de tenerte cerquita de mí, en mi corazón.
Me dediqué a contarle a las estrellas sobre tu hermosa sonrisa y a las lirios del campo sobre el inmenso cariño que me embriagaba cada vez que tú rostro veía; y sin darme cuenta, entregué de mi una parte que no fui capaz de retener.
Y no hablo del amor de parejas, nunca lo experimenté, pero si de ese amor de familia, de ese tipo de amor que te rompe y te deja huella.
Yo también amé, con todo mi ser. Dí todo lo que pude dar, vacié enteramente mi ser, hasta el punto de no volver a volar. Sin embargo, ahora, después de tantas tormentas, todo ese bello rosa no es más que el destello fugaz de un vivo azul. No es más que una tristeza, y un profundo dolor. No es más que un fúnebre recuerdo que deseo quemar y arrancar de mí.
Como reloj del tiempo, el mar que llevo dentro junto a aquellas olas retenidas con su fuerte oleaje que me lleva a perder la cordura de vez en cuando, se vuelven más difíciles de ocultar y controlar, sólo temo que un día todo explote y se derrame mi infinita oscuridad.
- Mel