Te habito cuando quiero, porque puedo, porque abres, cedes... voy.
entre la cadena de las bragas y tus manos imperfectas
cabe un mundo entero de no seremos... no queremos y no vamos
Solo estar, ser entre las sombras y los lazos
habitarnos en el humo que se exhala
el orgasmo acabado
el final de la tonada.
Solos tú y yo
garganta mineralizada
mis palabras dulces al garete
como donando misericordia
a tus piernas que no saben pararse
No soy culpable
no somos
amortiguo los días de ti
atragantándome de espasmos y dolores
soy la madre de las putas
todas ellas, a gotas me forman la cintura
el espacio sagrado en que te mueres de costado
y en penumbra tu brazo yermo empieza a ser
marquesa de las imperfecciones
ama y dueña del legado de mis pies
autora inefable de las danzas en que te dejo
hasta donde quiero, como quiero, porque puedo, porque abres, porque vas...
Tu rostro de noche es casi bueno
no te beso, no me nace el amor de amarte
y te recojo, como si te hubieran abandonado a la orilla de mi mesa
tan solitario, tan lleno de tanto y tan solo, me enternece y te recojo
en el acto misericorde y ser tu amante, tu musa, la que provoca.
No quiero más
porque puedo, quiero y se me antoja.
Verónica Lozada /Piernas de lluvia ® 2018