Haberte conocido fue un dulce despertar
Llámalo destino o simple casualidad
Abro mis ojos y solo te veo a ti
Sé que es un sueño porque tú no estás aquí…
Solo te pido una señal para no morir
Tiende tu mano y déjame salir
De este lago oscuro que me traga y me congela
Noche tras noche con el frio de tu ausencia…
Tu felicidad, mi aliento
Tu ausencia, mi tormento
El aire, mi vacío
El cielo, mi testigo…
Y en él, una noche sin luna
Donde las aves, sin razón alguna
En un desfile negro amenizan mi dolor
Danzando al ritmo de mí apagado corazón….
Que graciosa es la tortura
Cuando el pecado limpia tus heridas
Sana dos corazones
Pero ninguno lo olvida…
El silencio grita un coro con tu nombre
Mi cabeza da vueltas y nadie me responde
Y solo veo sombras que ante mí se esconden…
¿Es el dolor?
Si, así es el dolor
Llena tu cuerpo y nubla tu corazón
Matando memorias, borrando alegrías
Es la soledad día tras día
Que llega a mi ventana tocando suavemente
Trayendo tu aroma y confundiendo mi mente…
Pero una vez más llega la mañana
Entra suavemente y se desliza por mi ventana
Mostrándome un nuevo día
Y una firme esperanza…
No importa la distancia
Aun te puedo tocar
Siento tu calor tras cada despertar
Y esa es la fuerza que me hace respirar…
Y como siempre,
Late tu corazón moviendo la sangre
Que llena tus venas en un baile incesante
Colorea tus mejillas cual rojo firmamento
Cuando del día llega el último momento.