Pilar Luna

LA MUERTE

El triángulo imperfecto

destroza la voluntad

de los sueños.

Inmersos en la realidad

los seres visibles

danzan sobre su propio ser

mientras recomponen

las simetrías de cada prisma en el espacio.

Enmohecidas por el aire,

las palabras inútiles

en una capa transparente

cursan protestas por escrito.

 

En la vida abierta

los pensamientos

se evaporan, cristalinos,

y gritan doloridos

las últimas plegarias.

El problema fundamental

continúa atrapado,

aislado y solitario

en un atormentado eclipse

destructor de la vida.

 

Despejada de las sombras

recorre impaciente

los confines fortificados

que, derrumbados, sucumben

extinguiendo el resplandor

angustioso del miedo.

El príncipe vencido,

como un presagio sombrío,

ha capitulado ante la muerte.