En mis manos hay parte de tu alma,
de tus sueños frágiles y vigorosos,
a los que me asomo extendiendo mis brazos,
para estrecharlos, convirtiéndome en nube,
agitándome en el umbral de tus deseos.
En mis manos hay parte de tu piel,
de tu universo y misterio,
donde se iluminan mis sueños,
explorando tus bosques, tus manantiales,
de pasión y entrega, hasta mudar,
en parvada de aves y amasijo de flores.
En mi alma hay parte de tus ojos,
de tus ilusiones y sonrisas,
donde me deslumbró y alucino,
tomado de tu mano, corriendo y saltando,
sobre el campo desnudo,
sometido a tus sueños.
No puedo apartarte de mi destino,
eres la tierra en que germinó,
donde mi sangre generosa y osada,
se transforma en caricia y ternura,
el camino donde transitan mis anhelos,
la vereda y el riachuelo donde reposo y renazco,
donde mi corteza y escudo,
se convierte en sosiego y besos.
Eres la verdad y la hoguera,
donde se incineran mis miedos,
para convertirme en ceniza y regresar al principio,
donde nacen los vientos y emergen las lluvias,
fecundando mi cuerpo, transformándome en verso.