Quiero los besos
que salen de tus labios,
lunita blanca.
Y los suspiros
de un alma enamorada
que te responde.
Salgo de noche
a verte y recibirte
desde los cielos.
En la laguna
te estiras perezosa
sobre las aguas.
Allí te bañas,
te estiras y te duermes,
y yo te miro.
Luego me invitas,
me tomas en tus brazos
y me acaricias.
También me cantas
la nana de la infancia
que me estremece.
Y allí me duermo,
contigo, en tu regazo
y soy feliz.
¡Qué fantasía,
desgranan los poetas,
porque son niños!
Rafael Sánchez Ortega ©
10/05/23