El parásito controlando la sinopsis neuronal
a la sombra de la celda de la cotidianeidad.
Los comandos encendidos
con la leyenda ya borrada
de la náusea del comanche
por su navaja maniatada
que ansía
- la cabellera de esta noche -
Se pintase el cansancio de respirar
a trompicones.
La humedad de la camisa hecha jirones en la jungla obligatoria.
Una saca de punto fino que asusta
con el relieve del terror propio
cuando el caidero desparrama
sobre el rostro todos esos estúpidos
porqués que nos transportan inconscientes a mañana,
Un sin permiso en la cara amoratada.
Una pluma con la tinta a punto de caducar, abierta en la nevera días atrás,
esperando que las nieblas se revienten con un hacha de intervención.
Que su luz me devuelva el oxígeno robado.
Necesito respirar en esta cripta de hojalata.
Mi parásito
quiere pasar a ser simbiosis.