Hubo un tiempo de miedos, lo recuerdo,
como ese aleteo apresurado de las aves.
Un tiempo en que despertar no era lo grato
y respirar dolía.
Cuando el rescoldo se helaba bajo las cenizas.
Ese tiempo de demostrar la propia esencia de valor
para vencerlos: al tiempo y a los miedos.
De silencios necesarios…
De adentrarse en el granito y en la tierra
y buscar en honduras de raíces y en alturas de follajes.
Y apoyarse en el entorno. En lo amado…
Ese tiempo de saber que sus miradas eran vida
sin recelos ni dolores.
Y hubo un tiempo en que el miedo huyó
a guarecerse lejos… se lo veía en su agónico temblor.
De mi libro “De esas letras pendientes”. 2018 ISBN 978-987-763-836-3