.... al Amor de nuestra vida!
Un año ha pasado y la tradición obliga a recordar en un día lo que encierra toda nuestra vida. Ese amor que es perdurable, auténtico, genuino que lo percibimos desde el mismo momento en que nacimos, acompañándonos en el día a día de nuestra vida, ubicándonos ante la misma presencia de Dios, sin pedir nada a cambio pues conque se le de un rincón en nuestro corazón….ya tiene.
Exacto una vez más coincidimos , nos referimos
a la Madre.
La mayoría fuimos afortunados en recibir ese regalo que nos hizo diferentes. Despertamos en esa mujer una ternura que no había sentido y nuestro llanto fue nuestra identidad en un mundo frío y extraño. Mucha gente presente pero fue esa voz, fue esa mujer, fue ese aroma que me guiaba hasta sus pechos, que estuvieron dispuestos para mí, que pronto aprendí a manipular.
Mi llanto se hacía escuchar y un par de brazos me socorrían y pregunto mi Dios.... de donde saca una mujer las fuerzas y la sabiduría para perpetuar la vida. Va más allá del pensamiento cotidiano, el comprender la abnegación que una mujer refleja cuando se convierte en Madre.
El amor altruista y abnegado la motivará a dejar de comer, si su crío no a comido….dejando ver una enseñanza aprendida, pues a su tiempo, ella recibió lo que ahora está dando.
No podemos ya recordar pero por intuición sabemos de donde vinieron esos primeros besos recibidos, que nos marcaron la bondad, como el camino a seguir en la vida. Nuestras manos fueron tomadas siempre con la delicadeza de una dama y su hablar..... Dios mío, si su habla reflejaba la ternura con que fui concebido.
Fui su orgullo, su alegría, nadie más bello que Yo.
Corrió a socorrerme, las veces que de niño me caí.
Esa actitud nunca cambió, pues ahora ya crecido la vi sufrir, cuando con lágrimas su dolor se hacía palpable, reflejando su impotencia de darme alivio.
Como no quererte mi Madre, si eres la anfitriona que Dios dispuso para mí….la que me estuvo esperando, la que sumó mis triunfos y derrotas mis lagrimas y risas.
Por esa bondad,
té consideramos el principio pero nunca serás el fin.
El día que nuestros ojos se cierren, lo único que nos llevaremos, fundido como hierro candente, será ese Amor de ti recibido, será nuestra carta de presentación, nuestra identidad, cuando se nos llamé.
Muchas mujeres dejaron ver esa maternidad en acción, cuando se hicieron presentes, en la vida de un sobrino. Llegando a ser, el amparo ofrecido, que refleja la gracia de Dios, en la necesidad de un niño, que por ser ajeno, encendió con más intensidad, la llama del amor de madre, que toda mujer tiene inherente a su condición de mujer.
Para ellas se hace extensivo el reconocimiento.
No sería justo, el omitir la labor juiciosa y de apoyo, que las hermanas desempeñan, pues se convierten en nuestras Tías.... unas serán preferidas, por que fueron nuestras primeras cómplices en la vida, y quien no ha tenido una Tía disciplinadora?.... no hay que responder, pero con su sonrisa.... me basta!
Y así, el año pasó rápido y nos vemos limitados por circunstancias, pero para el amor y la gratitud que se les debe, recordémonos la obligación de transmitir sus enseñanzas.
Siéntase bendecido por Dios, si puede retribuirles un beso, que cubrirá parte del Amor que se les debe.
Si no es así, agradezca a Dios por las noches, pidiéndole
fuerzas, por que hasta el día en que se muera esta lucha desigual seguirá y usted estará ahí, en la primera línea de batalla.
Al varón, se le da la oportunidad, de hacer gala de su sabiduría, al reconocer en el día a día, la necesidad de honrar a la mujer, que cuida nuestros sueños.
Amigos míos.