A ti cuya vocación en acciones volcaste
sin desespero ante el aula repleta
de escandalosos e inquietos chiquillos
para ti cuyo profesión era sagrada
e ideaste mil formas de lograr tu misión
pues tuyo hiciste el deber de enseñar
Sonriente llegabas armada de libros
era la pizarra un campo de pruebas
y muchas veces con alguna ocurrencia
animabas la más tediosa materia
pues para ti el estudio nunca termina
y a desentrañar las cuentas y mapas
a experimentar las teoría y fórmulas
eso inculcaste con humor y paciencia
Contigo nadie temía un castigo o regaño
contigo nadie temía a la duda o la burla
pues parecías también alumna traviesa
jugando también a descubrir y aprender
querida maestra tu salón era tu mundo
y a ese mundo te entregabas por horas
Por más maestros en el aula y la calle
que como tú en el amor y respeto eduquen
cuya profesión les nazca del alma
para una civilización que enmiende las fallas
para ti que en mi memoria quedaste grabada
querida maestra recibe en el cielo guirnaldas