Ed-win

 La segunda pesadilla

El agujero negro solo fue una pesadilla.
A la noche siguiente, mientras él dormía,
empezó a sentir un intenso calor,
se levantó, abrió la ventana y encendió
el ventilador.
Después de dormir un rato, la temperatura
de la habitación aumentó exageradamente.
Algo no estaba bien, no se sentía enfermo,
si no caliente y con un sudor excesivo.
Ni en el verano más caluroso había  
experimentado un calor tan intenso.
De repente, un zumbido ensordecedor  
y una sensación de electricidad en el aire
 lo despertaron.
Aquella energía era agobiante,
al alzar la mirada  se dio cuenta de que
el agujero había  vuelto con una luz intensa
sobre el techo.
Un agujero de luz tan brillante que no se
podía ni mirar.
Con un brillo deslumbrante e insoportable,
de nada servía que cerrara los ojos.
El calor que emitía era tan intenso que
se dio la vuelta, para tratar de escapar de
la luz que penetraba la piel.
No sirvió de nada por que en un instante,
sin sufrir  ningún dolor fue devorado por
las llamas, convirtiéndose en una antorcha
humana.
Aún consciente de que se quemaba comenzó
a derretirse, transformándose en lava, siendo
atraído gota a gota hacia el agujero de luz.  
Se trataba de la entrada de un túnel luminoso,
pensó que podría comprender la vida que viene
después de la muerte.
Cuando el estaba a punto de salir al otro extremo
del túnel abrió los ojos y se dio cuenta de que
 ya era de día. Y dijo:
 “Gracias a Dios fue solo una pesadilla más”