Él era un siervo
que se desgastaba sin parar
desde la cuna hasta la tumba
sin alivio ni placer
sin ilusión ni fe
sin rebeldía ni queja
Él era un devoto
que acataba el dogma
que le imponía que debía
sufrir y someterse
callar y padecer
soportar y rogar
Pero un día se hartó
de tanta opresión
de tanta vejación
de tanta abnegación
y optó por transformar
su sino y su existencia
Y entonces se sublevó
contra el amo y el clérigo
contra el yugo y el templo
contra el régimen y la ley
y se tornó en un apóstata
en un desertor y un hereje
Y se percibió libre
y se percibió feliz
y se percibió humano
y se percibió vivo
y se burló del dogma
que lo había esclavizado