Sólo de fe me alimento,
iluminada intuición,
oculta en el corazón
de un hombre que está sediento;
eres tú, mi fundamento,
el motor de toda acción,
justificada razón,
el porqué de estar contento;
tú me mostraste el amor
como raíz verdadera
de aquel primer resplandor;
la salida más certera
de esta prisión de dolor:
amor, devoción y entrega...