La intensidad golpea las piedras,
esculpe con el poder y el deseo
la primigenia búsqueda de sentido.
El sentido ostenta sus llagas,
la brasa inconfesable
me arranca la fuerza
con interrogantes oscuros
sobre la cruda verdad.
La transfiguración
en este estado febril,
la mueca irreconocible de la muerte,
un signo inquietante
clavado en la oscuridad.
El sudor invasor, la inquietud,
los mensajes perturbadores
son cuervos en mi mente …
y el miedo proyecta
una rutina desairada.
Quiero arrancarme los ojos.