Ojos castaños
que buscan vacilantes
otras pupilas.
Ojos azules
que miran a los cielos
en la mañana.
Ojos de algas
con verdes y azulados
tonos difusos.
Todos son ojos
que buscan los latidos
del día a día.
Aunque otros ojos
no captan, ni se abren
porque están ciegos.
Ojos del alma
sumidos en las brumas
y el desconcierto.
Ojos del cuerpo
privados de la vista,
por su desgracia.
Y es a estos ojos
a quienes yo les mando
unos suspiros.
Porque sus ojos
precisan los susurros
que da la vida.
Y otros sentidos,
les suplirán la vista
en lo posible.
Será el oído,
olor, sabor y el tacto,
como suplentes.
Y la razón
y el alma, de propina,
con su candor.
Rafael Sánchez Ortega ©
14/05/23