Ayer la vi pasar por mis ensueños
y quise retenerla entre mis brazos
sabía, que si estaba ella en mis manos…
ahí terminarían mis desvelos.
Y cuando desperté, miré al espejo,
mi rostro estaba triste, cabizbajo,
el pecho lo sentía sollozando
seguro de que el sueño, no era cierto.
¿Soñaste tú algún día algo imposible?
¡Tal vez eso nos pase a los mortales!
Mis versos, hoy el sueño lo describen,
sin miedos y muy libre de disfraces;
y creo, que si un sueño no lo vives…
el sueño morirá cuando te marches.
Permítanme que aclare:
«La dama que soñé es la Pachamama,
en paz y de las guerras liberada».