“A todos, a vosotros, los silenciosos seres de la noche
que tomaron mi mano en las tinieblas,” Pablo Neruda
También mi mano fue tomada en silencio
y mi gratitud hoy llega a ellos, mas no alcanza
a compensar tanto afecto y tanta entrega.
Pues si lejos quedaron las injurias y se fueron
los abrazos impostados, “hermanos secretos”
se acercaron sin preguntar en necedad
por la falacia del agravio y abandono.
Sobró cruzar de frente mi mirada y saber
lo que era necesario y encontrar en mí
ciertos valores “de flor tan pura, que tal vez
soy vosotros, eso mismo,
esa miga de tierra, harina y canto,
ese amasijo natural que sabe
de dónde sale y dónde pertenece”.
Aunque el poeta piensa en circunstancias superiores
a las que infiero, en cierto modo a mí me reconforta
saber que en la noche otros han sentido la imperiosa
necesidad del alma sola de buscar una mano que la asiera.
Y allí está, el amigo verdadero “a ti al que sin saberlo
me ha esperado, yo pertenezco y reconozco y canto”.
De mi libro “De esas letras pendientes”. 2018 ISBN 978-987-763-836-3