¡Piedad! es el clamor de un alma rota,
dolor; mi nueva compañía,
amor; la razón de mi agonía,
amargura; es de lo que hoy Dios me dota.
Punzada en lo profundo,
con espada de caricias,
grato pesar prolífico,
mientras me abatías.
Liada mi alma sumisa,
con el corazón malintencionado,
realidad premisa,
propósito abarrajado,
paradoja que esclaviza,