La tierra remueve en tu interior
la suerte de la cosecha,
y resuelve la dicha
para las manos que recogen sus frutos.
El brote es un niño
espera enjugar su rostro con el sol…
Crecer en el campo,
en el jardín que huele a alimento.
La armonía, la música
nos hacen danzar trémulos
y satisfechos.
El ritual de hincarse
al sol y rezar para ser fuertes
pese a la pequeñez del cuerpo,
se afinca en tierra fértil de la ambrosía.
Sin embargo,
las traiciones hacen amarga simiente.
Se deshace en pena en las bocas
enjugadas de tristeza amarga,
de desaliento y hambruna.
Los frutos quedan huérfanos,
son arrancados de la inocencia.
Llegan con el corazón ennegrecido
por el hecho de no poder dejar atrás
la sabiduría de la Madre Tierra,
una vez desviados del destino
se endurece el corazón de la naturaleza.
De Entre dientes hay trincheras (2021)
Pintura: \"Los primeros pasos\" de van Gogh.