Y deja el tiempo correr
clandestino entre mi palabra,
renuncia a perderlo
como cauce seco
que se hace placebo
y mendiga el amor
en su infinita ráfaga.
Y déjalo perderse
como se pierde la palabra
en el filo de mi lengua
donde demora obediente
la locura de tus horas.
Colocate despacio
en el vértice de mis dedos
donde nace la caricia
que te salva del colapso
y en la propia inercia
busca mi palabra
para hacerte invisible
en su espacio.
Desciende a mi cimiento
y crece en mi tallo,
apresurate en el equilibrio
de mis matices
y riela mi calculo.
Colocate en el tiempo
imprevisible de mis pájaros,
acepta el vértigo
de mis pasos,
ya sabe la noche
que tú y la palabra
sois luciérnaga
en la blonda de mis brazos.
📷Antonio Lorente.