Anoche conocí a una bruja,
por poco me pasa desapercibida:
su mirada huele a chocolate
y en la piel lleva esencia de vainilla.
Su cabello sabe a manzana
y en su nariz una estrella le brilla.
Despista a la gente su voz callada,
pero de sus dedos brotan melodías.
La imagino jugando con las piedras
y dando color al agua cristalina;
la imagino preparando posiones
para convertir mis noches en días.
Ayer conocí a una bruja;
todos me dicen que son fantasías,
pero yo sé que en verdad existe
porque robé un poquito de su sonrisa.