Dispongo de la noche fría
ausente de ropaje y estrellas.
Dispongo de un café caliente
pretendiendo alivianar con su calor
lo que en el pecho baldío se encuentra;
desesperanzado cubierto de polvo aguardando la sensata oscuridad para escribir...
¡Oh, qué incauto corazón noctámbulo!
Usted sabrá que soy obrero
pero en las noches cuelgo las botas
lavo mis manos
y aún ardiendo mis callos escribo, escribo...
Me gustaría escribir sobre su gallardía
escribirle en esta noche repleta de insectos
sobre lo bella que es...
Sentir la dulzura de sus labios carmesí
mientras como una fresa,
rozar el terciopelo como si se tratara de su cuerpo.
Me gustaría que leyera
oh, si no es mucha molestia
recitarle los poemas donde me doy látigo
correspondiendo a mi amante soledad.
Me gustaría que en cada verso triste y repulsivo descubrieras mi espalda
donde no hay señal de dolor alguno
tampoco moretones, rasguños y mordiscos.
Ese es mi peor karma.