Mi hermano menor
tenía el alma pura,
él era un ruiseñor,
con una lira en su voz.
Era un pájaro cantor
que su vida entonó
en las cálidas notas
que el Supremo le dio.
Un día siendo polluelo,
un pájaro mozo todavía,
elevó sus canciones al cielo
y con el último canto voló.