Negarme a vivir quisiera
en las sombras del olvido.
Y la vida me declara
todo tu amor vivido.
Me comentan los gorriones,
las mariposas me miran.
sus pestanas alargadas
me acarician mis mejillas.
Que gracioso. Dios se rie.
Y me mira pensativo.
Me contempla suspirando
como sufro su acertijo.
Mas la vida me depara
un camino demolido,
quitando los pasadisos
del incierto vespertino.
Y la obediencia me aplaca
mi soberbia matutina
divisando en el futuro
mi conciencia combativa.
La musica de tu voz
y el Amor de tus canciones,
me aseguran, tu mi Dios,
en una esperanza confiada,
toda la paz sin medida
de tu gloria proclamada.