Persigo su imagen…disimuladamente,
me nutro de su apariencia…
y a veces me emociono repentinamente…
cuando parece que advierte mi presencia.
Me escondo de sus ojos,
huyo de su elegancia,
y abandono cobardemente un posible encuentro.
Reconozco el miedo que le tengo a su rechazo…
y por eso prefiero contemplarla desde lejos.
Admiro calladamente su transitar sereno…
y me extasío en su mansa calma,
valoro su semblante relajado,
y me embriago de su temple…de dama indeleble.
Encuentro una manera de deleitarle a mis sentidos…
al verla avanzar provocativa por la estancia,
y fantaseo con su fragancia…que se ha impregnado en el trayecto.
Su aroma inconfundible me inquieta…me pone a sobresaltos.
Nervioso a veces me avergüenzo de mi timidez que no lo intenta.
Y solo estallo en suspiros…inconscientemente.
Sin darme cuenta…
me veo cautivado en la fantasía que he inventado.
Me resigno a ser parte del dilema de su ausencia.
No he podido contralar esta debilidad que siento.
Ella viene y va…intermitente…
pero siempre se queda merodeando en mi inconsciente.
Nunca deja de estar presente,
siempre encuentra la manera de provocarme.
Siempre estimula mis deseos con sus apariciones fugaces,
y a pesar de su tan efímera razón…
consigue encadenarme a su destino de ficción.
Su esencia de mujer me ha trastocado nuevamente.
Su embrujo va dejando otra vez secuelas en mi mente.
No he podido dejarla de vivir…
y me he dejado conquistar de su belleza…
que, aunque fría como el mármol…insensible y determinante…
me atrapa como arenas movedizas…
y sucumbe mi ser…. en la tentación de sus formas.
Caigo rendido ante la lujuria de su seducción…
me derrito de apetitos,
se eriza la piel…
y me muerdo las ganas…para no enloquecer con esta imprudente pasión que me esclaviza.
Esta es la historia de mi melancólica existencia.