Esta canción que arriesga,
a costa de saberte las entrañas,
y conocerte apenas las delicias,
¡No sé por qué me engañas!
mis manos en tu piel, apenas rasga
la sutileza, el deseo, las mañas
que juegan incesantes con hazañas,
en aquella montaña vigorosa,
y sólo remembranzas de las ganas,
que siempre son humanas.
Es la tragedia hermosa
¿y todo aquello hermoso
como aquel colibrí y la mariposa?
¡y que fascinante es lo más glorioso,
tan cruel y doloroso!