En el acantilado, asentada en la noche eterna
La ciudad de los Espíritu esparce su magia en el océano de lágrimas
Camino sus calles con una linterna
Entre los colores nos disfrazamos sus fantasmas
Algunos tienen la habilidad de ver más allá de la muerte
Y conocer el destino de los seres vivos que deambulan solitarios en estas callejuelas
Mujeres y hombres que salen a conocer la noche
Otros simbolizan la pasión que crece en la lujuria silenciosa
Que emana de cada cama en perfecta sincronía
Ruidos que claman por más víctimas en la noche
Y algunos podemos escuchar las almas
Y saber los terribles secretos que se esconden en las sombras
El canto del destino que agobia las mentes de quienes no creen
De quienes esperan ansiosos un amanecer que nunca llega
Y cada noche, en el multicolor desfile de hombres, mujeres y espíritus
Bajan desde la ciudad hasta la playa
En el mar de lágrimas los esperan sirenas y tritones, impacientes por procrear la nueva generación de espíritus y fantasmas
Quienes serán los nuevos guardianes de esta eternidad