Que te fuiste
Como río mañanero
Con tu risa y esperanzas
No te bastaron las enredaderas
Las orquídeas ni bromelias
Que en los parajes hallabas
Oh cervatilla ágil traviesa
Como fértil tierra morena
Te fuiste en plena primavera
Siguiendo el rastro de un hada
Lloraban las campanas en el pueblo
El pueblo donde hacía poco naciste
Los sombreros al pecho
Los rebozos en cruz
Siempre queda la melancolía
Cuando la muerte siega de golpe
La espiga tierna cuya latente promesa
No puede ya ser ingrediente valioso
a la masa que en conjunto formamos
Para ser civilizados no faltan riquezas
ni medallas o títulos ostentando en paredes
el mundo es más sencillo y alegre
con pequeñas llamas que esparzan la luz
con curiosidad, esperanza y candor
que contagien con su dulce inocencia
los valores que resaltan cualidades humanas
que no se marchen como velas sopladas
despidiendo con su humo promesas truncadas
¿Qué culpa tenías de ser indígena indefensa
De vivir como paria en codiciada parcela?
La parcela cuyos ancestros labraron
Y un día sin más las botas hollaron
Amenazando las armas su fuego abrieron
Por estar en terrenos en pugna
Para no ser ya más refugio silvestre
Para colmar la insaciable sed de riqueza
Del poderoso bandido en turno
De ti nadie habla en los medios
Porque tu nombre es solo cifra
Porque nadie sabrá que viviste
Y vuelas ahora trinando en la selva
La selva que te arrullaba en su seno
En la insensatez de ésta época
Que comparada a otras se mantiene igual
Cuando la selva con sus hijos se extingue
Bajo la maquinaria y el fuego inconsciente