Fueron las últimas flores que en mareas
se dejaban mecer por esas brisas. Se fueron los cosmos
leves, casi etéreos, policromos… y no volvieron.
Alguna analogía en el tiempo me lleva a otra partida,
y parecieran vivir bajo su sombra.
Desde entonces se los puede ver alguna vez
solitarios y añorando tiempos. Ni aún llegan a verse
en mínimos grupos como advierto
a las verbenas o a las flores de los cactus
o esas bellas flores de ignoto nombre.
Desde los cosmos policromos que invadían los espacios
no volvieron otras flores a conquistas similares
y no volverán sin el cobijo de aquella amada sombra.
De mi libro “De esas letras pendientes”. 2018 ISBN 978-987-763-836-3