Intercambio Romántico
Cada dolor que hiciste que pasara
y cada lágrima que evaporó tu voz,
tenían el designio de tus ojos,
por la sagrada voluntad de Dios.
Me hiciste mucho bien, sin merecerlo
y sin ningún esfuerzo de mi parte.
Me enseñaste a querer, como se quiere,
cuando se quiere por amor al arte.
Y yo lo disfruté ¿Por qué negarlo?
mi día más feliz, tú me lo diste,
desde entonces no se cómo olvidarte,
pero tampoco se, cómo estar triste.
Por eso, y otras razones que me callo,
te dedico este poema, en este día,
yo te di mis canciones, soy un pájaro,
tú me das lo que abunda en mi poesía.