Mi amor,
Con toda la dulzura que puedo expresar en esta carta, y con la más bella sinceridad que puedo entregarte, sólo quiero recordarte algunas cosas. Son las mismas, tú lo sabes bien. El estruendo de felicidad en mi corazón es causa de la mayor satisfacción que tú provocas en él. La alegría en mi rostro al verte es movida por tus múltiples formas de hacerme observar la vida, y cómo esa vida es motivo de vivirla plenamente, tu sola imagen es razón suficiente para ello. No puedo agradecerte en la totalidad de mi lenguaje todas aquellas emociones que se encontraban ocultas en mí, y que las he ido descubriendo poco a poco con tu ayuda.
Eres el baluarte que hace que todo lo perciba mágicamente, eres sensación que me llena. Entre más pasan los días más te amo, entre más pasa el tiempo mis deseos son mejores, mis ganas son mayores que las de antes, deseos y ganas de entregarte todo lo que soy, son anhelos que se desbordan en mi interior, que quiero compartir contigo toda la vida.
Los recuerdos que comparto contigo en mis noches son los más auténticos deleites y regocijos que he podido aprovechar. Y el futuro, nuestro futuro, será elevado al más dichoso auge donde no habrá más duda, sino verdadera libertad de amar.