Me lastiman los poemas sin razón,
las palabras frías, gélidas, impasibles,
sin aliento, incapaces de fundir el hielo,
creciendo en la nada, acallando la pasión,
palabras sin vientre, sin corazón ni deseo.
Me lastiman los verbos sin amor,
sin verdad y entrega,
de resplandores difusos y manos sin tacto,
que agujerean las imágenes indagando dolores,
y cierran los ojos con cegueras interminables,
descendiendo al cuerpo, perforando el alma,
Estoy creciendo,
con el amor de marzo fundido en tu pecho,
reconociendo el milagro de la vida en tu seno,
con mis versos que desean parir estrellas,
descubrir la pureza en la curvatura de mi boca,
para acompañar la quietud que provocan los besos,
con la seda sutil de tu piel en mi palma.
Quiero mi poesía descubriendo la vida,
huyendo del ruido, provocando sentidos,
subiendo montañas, descendiendo entre ríos,
convergiendo en mares de extensiones eternas,
denunciando iniquidades y repulsivos privilegios.
Quiero mis versos expresando un sentimiento,
puro, auténtico, sin antifaces perversos,
quiero mi voz palpitando en el pecho,
sin temor, sin espanto, aunque duelan los huesos.
Quiero a mi vientre estallando, gimiendo
provocando ser hierba,
germinando en floresta,
añorando ser bosque,
estimulando los sueños.
Quiero a mi razón acallada por el afecto
para convertirse en agua,
y resbalar por tu cuerpo,
reflejarme en tus muslos,
y ser manantial en tu pecho.
Quiero ser ave para ascender a tus sueños