El silencio sórdido del ambiente,
complice del desgaste del momento,
del febril deseo sediento
que omnubila la frágil mente.
La brisa pálida y callada
no aparece y da paso al gran Sol
quien sonriente expresa su fragor;
Se alegra el colorido cielo
se mece en el mar de terciopelo
para revalidar su convexo amor.