Hace alrededor de 3000 años en bellas metáforas se hizo alusión a una vil seducción, la que el alcohol utiliza para atrapar a sus víctimas:
En los Proverbios capítulo 23:29-33 el sabio aconseja:
«¿Para quién será el ay?¿Para quién el dolor?
¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas?
¿Para quien las heridas en balde?
¿Para quién lo amoratado de los ojos?
No mires el vino cuando rojea,
Cuando resplandece su color
en la copa...
Se entra suavemente
Mas al fin como serpiente morderá
Y como áspid dará dolor
Tus ojos mirarán cosas extrañas
y tu corazón hablará perversidades»
Y esta es la reflexión del poeta sobre los proverbios.
Se desgañita en clamor,
ante la penosa angustia
de su faz gélida y mustia
enmascarando el dolor.
Es el eterno deudor
de cuchicheos etílicos,
con caracteres idílicos,
raptores de su valor.
No hay caudal para el rescate
se extingue su inteligencia,
que sin fuerzas se debate,
medrando la convivencia
y a fe de tanto dislate
ha perdido la conciencia.
13-03-2023
Edel@vateignoto