José Luis Barrientos León

Silencios y olvido.

 

Escuchaba una sombra a lo lejos

alumbrando la oscuridad

donde el silencio recorre los laberintos

con sus suaves pasos, como huésped implacable

 

Me encontré el olvido con sus mortajas de espanto

alerta, son su insomnio desgarrando los matices del alba

recorriendo los pensamientos en amargas horas de quebranto

cantando serenas odas con voces como llantos

 

Escuchaba el corazón en su latido de nostalgia

con su pulso en calma,

despojándose de los paños funerarios

par dar paso al arrullo de la sangre,

que murmura esperanzas

descendiendo por la garganta

hasta sacudir con firmeza las cenizas en la boca

 

 Los labios descubren un camino, sin olvido

para respirar con osadía el aire de la noche

en donde los cuerpos se enlazan sacudidos por sus sombras

y en la ausencia de luz acarician sus alas tersas

como mariposas nocturnas, buscando la ventana abierta

para dejar volar sus sueños

 

Los ojos revelaron el silencio, en la noche hipnotizante

sobre los montes angelicales de los senos

dejándolos sin aliento en la umbría

como grutas marinas perennes,

olvidadas del tiempo

 

El amor venció el olvido

sobre las olas blancas de las sábanas

deshojando la soledad y el silencio

ascendiendo por el talle inmaculado de tu cuerpo

donde germinó y me nutro,

en el lirio blanco de tu vientre